La delincuencia juvenil hace referencia a los delitos cometidos por los menores de
edad. La mayoría de los sistemas jurídicos, al abordar tales
conductas, utilizan órganos judiciales ad
hoc, como los tribunales de menores, prevén determinadas
especialidades procesales para su enjuiciamiento y cuentan con
medios coercitivos específicos para su represión, como los centros
juveniles de detención.
Los
delitos juveniles suelen recibir gran atención de los medios de comunicación y
políticos. Esto es así porque el nivel y los tipos de crímenes juveniles pueden
ser utilizados por los analistas y los medios como un indicador del estado
general de la moral y el orden público en un país y, en consecuencia, pueden
ser fuente de alarma y de pánico moral.
Como
la mayoría de los tipos de delitos, los crímenes cometidos por jóvenes se han
incrementado desde mediados del siglo XX. Existen múltiples teorías sobre las
causas de los crímenes juveniles, considerados especialmente importantes dentro
de la criminología.
Esto es así, porque el número de crímenes cometidos crece enormemente entre los
quince y los veinticinco años. En segundo lugar, cualquier teoría sobre las
causas de la delincuencia deberá considerar los crímenes juveniles, ya que los
criminales adultos probablemente habrán tenido un comienzo en la delincuencia
cuando eran jóvenes.
Por
otra parte, otro posible origen de la delincuencia juvenil son problemas como
la esquizofrenia,
trastornos conductistas/mentales, estrés postraumático,
trastorno de conducta o trastorno
bipolar.
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